¿No has tenido la sensación en ocasiones de que dedicas tu tiempo a cosas que en el fondo no te importan ?
Yo muchas veces he tenido la sensación de que estaba inmerso en una rutina de actividad, o incluso de vida en general, que sin motivarme, hacía o llevaba inconscientemente.
A la vez, esta rutina me impedía detenerme en pensar y en reflexionar en lo que estaba haciendo y sobre todo si tenía relación con lo que realmente quería hacer. Supongo que al menos alguna vez nos pasa, o nos ha pasado, a todos nosotros.
Es cómo si formáramos parte de un mecanismo externo, en el que nos toca la función de ser una pieza que, cómo tal, no se plantea el sentido último de lo que está haciendo, ni si realmente quiere estar allí.
Siempre me ha venido a la cabeza el símil del burro en la noria que da vueltas y vueltas sin parar. El burro en algún momento puede hasta pensar que está avanzando, pero su falta de perspectiva la mayor parte del tiempo no le permite darse cuenta que realmente está siempre andando sobre sus propios pasos, sin progresar en absoluto respecto a las posiciones por las que ya ha pasado una y mil veces.
¿ No somos a veces como el burro en la Noria? No queremos sorpresas ni sobresaltos y no nos planteamos ninguna otra cosa que andar, andar y dar vueltas y vueltas, pero casi sin darnos cuenta…no vamos a ninguna parte. Aunque profundamente aburrido, en cierto modo es cómodo y sobre todo conocido. . . y así se nos van muchos años de vida, por no decir la vida entera.
Me gustaría hacer, desde estas líneas, un llamamiento a la rebeldía contra la esclavitud de la rutina inconsciente y no deseada , aunque en muchas ocasiones asumida.
El coaching nos proporciona ese espacio necesario para reflexionar sobre lo que hacemos, pero sobre todo sobre lo que no hacemos y nos gustaría hacer. Es una oportunidad para detenernos, parar nuestra noria y decidir si queremos seguir dando vueltas en ella o no. Cualquier decisión que tomes será válida porque lo que hagas a partir de ese momento será consciente y estará soportado por un «Para qué».
Reflexiona sobre lo que haces por inercia y sin pensarlo demasiado, sin desearlo realmente y sin ponerlo en contraposición con lo que quieres hacer de verdad.
Piensa ahora lo que te gusta con pasión. Una vez que te des cuenta de esto, habrás dado el primer paso y decisivo para salirte de tu noria. ¡Enhorabuena!
Alberto Anaya
Deja una respuesta