“ No juzgues cada día por la cosecha que recoges, sino por las semillas que plantas” Robert Louis Steveson
Una de las claves que distinguen a las personas que triunfan en la vida es su proactividad, de pasar a la acción y esto es gracias a que son capaces de enfocarse en hacer en aquello que está en su mano hacer, olvidándose de lo demás.
Y es que con frecuencia muchos de nosotros gastamos energía preocupados por aquello sobre lo que no podemos actuar. Frente a cualquier situación externa negativa (despido laboral, problema económico, crisis profesional, etc…) , no nos sirve de nada lamentarnos, más bien deberíamos aceptar la situación y preguntarnos ¿Qué puedo hacer yo en esta situación?
Es posible que en un primer momento no se nos ocurra nada aparentemente eficaz o definitivo, pero si nos paramos a reflexionar con calma siempre encontraremos algo que, por pequeño que parezca, seguro podemos hacer. Curiosamente al ponernos en acción nos surgirán nuevas situaciones y circunstancias que nos pueden ayudar a mejorar la situación actual o incluso superarla.
Lo que es seguro es que si no hacemos nada, es decir, si no nos centramos en lo que podemos hacer, nada va a cambiar.
Conclusión “Si quieres que algo cambie, pasa a la acción y cambia primero tú»
No sé si conocéis el cuento de las dos ranas de Jorge Bucay. Se trata de dos ranas que, despistadas, caen en un bol de crema. Ambas inmediatamente se dan cuenta que, aunque la crema es espesa, no es suficientemente sólida como para mantenerlas y rápidamente se dan cuenta que empiezan a hundirse.
Ante esta situación, lo único que pueden hacer es empezar a patalear, para que la fuerza del pataleo las mantenga con la cabeza en el exterior. Al cabo de un tiempo, una de ellas piensa “Esto no tiene solución, lo que hago es inútil, me voy a terminar hundiendo en cualquier caso” y al poco tiempo decidió dejar de patalear, con lo que poco a poco se hundió.
La otra rana, por el contrario pensó, mientras pataleo no me hundo, y mientras pueda hacer algo para no hundirme lo seguiré haciendo, a lo mejor mientras tanto se me ocurre algo. En definitiva se centró en lo único que podía hacer: Patalear.
Poco a poco se fue dando cuenta que la crema, por el efecto de su pataleo, empezaba a cuajar por debajo, iba haciéndose más densa. Esto la animó y al poco tiempo aquella crema se hizo una especie de mantequilla, sobre la que pudo apoyarse, patinar hasta el borde y finalmente salir del bol.
La moraleja del cuento está clara: Haz lo que puedas hacer (no dejes de patalear) : Ponte en acción.
El verano es una buena época para reflexionar y discernir sobre qué queremos hacer, qué podemos hacer y donde podemos actuar. Como dice Stephen Covey «Sé proactivo: Céntrate en tu círculo de influencia» .
Aprovecha esta época de descanso para entender cual es el tuyo y prepárate para actuar a la vuelta.
¡Feliz verano a todos!
Deja una respuesta