Una de las características más importantes de las personas triunfadoras es su capacidad para aprender del error, es decir saber gestionar los fallos o los resultados imprevistos para convertirlos en aprendizajes para un nuevo intento.
Decía Edison cuando le preguntaban sobre cómo fue capaz de persistir de innumerables intentos por inventar una bombilla “ No se trata de un fracaso sino de un aprendizaje de cómo no funciona” y también “No han sido mil intentos fallidos, sino un intento de mil y un paso”. En enero de 1879, el inventor había obtenido la primera lámpara incandescente de alta resistencia. El filamento, de platino, ardió y la bombilla emitió luz durante unas cuantas horas. Pero Edison pretendía que estuviera encendida todo el tiempo que se necesitara. Fue entonces cuando comenzaron las numerosas pruebas.Edison, más que un genial inventor, fue un ejemplo de perseverancia que enseñó a no rendirse antes de tiempo.
Y es que la forma en que una persona entiende el fracaso y lo enfrenta, impacta en su forma de afrontar su vida.Si somos capaces de tomarnos los fracasos como fuente de aprendizaje, veremos que cada oportunidad fallida también esconde alguna experiencias para mejorar y saber más.No consideremos el fracaso como algo personal, no es algo que nos haga perdedores, hay que tener paciencia, aprender y seguir adelante. No permitas que el fracaso te lleve a un estado emocional no deseado, no es lo más adecuado en un momento donde has de dar soluciones para poder continuar.
Tampoco te excuses en buscar culpables, dedica el tiempo en analizar porque ha sucedido y sobre todo a encontrar soluciones.Cuando nos enfocamos en el fracaso, nos arriesgamos a fracasar, pues nuestra manera de pensar determina lo que somos. Si te pasas el tiempo preocupándote por el fracaso, también aumentarás la probabilidad de fracasar. El fracaso puede detenernos por un rato, pero no nos derrota. Es un desvío, pero no el destino final, es un paso en el camino hacia el éxito, nunca detendrá el éxito si has aprendido de él.
En conclusión, la falta de intentarlo y volver pasar a la acción es el mayor fallo que se puede cometer. Si mantenemos la perspectiva correcta, en cuanto al fracaso, este no ha de ser el final. Como decía Winston Churchill “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin desesperar”
Las sesiones de coaching como facilitación al aprendizaje y la apertura a ver nuevas formas de hacer las cosas, ayudan en la adecuada interpretación del fracaso.
Alberto Anaya, 17 de marzo de 2017
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